jueves, 16 de octubre de 2008

Nuestra Señora de la Encarnación.

Esta vez, me va a tocar esta entrada mis mas profundos sentimientos, ya que se trata de mi mayor devoción , la Virgen de la Encarnación, la Reina de la Calzá y la Palomita de Triana a la que cada Martes Santo acompaño haciendo con ella mi Estación de Penitencia alumbrando con mi cirio su camino.

Se trata de una escultura de madera de cedro con una altura de 1,62 metros, fechada en la primera mitad del siglo XVII , aunque algunos entendidos del arte la fechan incluso en el siglo XVI. Es una imagen de candelero para vestir y representa a una mujer de rasgos maduros, con el ceño fruncido, con 5 lágrimas de cristal sobre sus mejillas, la boca entreabierta dejando escapar un suspiro y en la que podemos ver su lengua y sus dientes, la cabeza la tiene inclinada levemente hacia la derecha y hacia abajo, lugar donde dirige su mirada, en la que podemos ver sus preciosos ojos verdes pintados sobre la madera y sus manos se encuentran abiertas y extendidas.

Es una imagen anónima que muchos atribuían a Vazquez el Viejo, siendo una equivocación y hoy en día descartada, personalmente la encuadro en la obra de Juan de Mesa por varias coincidencias formales que yo personalmente encuentro con el Señor del Gran Poder.

Imagen de gran mérito artístico, a lo largo de su historia ha sufrido varias restauraciones, la más antigua que se conoce fue realizada en 1773, otra en 1819, 1948, 1950 1953 donde su manos son retocadas por Sebastián Santos, 1965, 1978 y la más reciente en 1984.

Fue una imagen que gozó de mucha veneración en Triana entre los siglos XVII y XIX teniendo culto en la Ermita y Hospital de la Encarnación de Triana en la actual calle Pagés del Corro, fecha en la que la Hermandad deja de tener vida, procesiónó en Triana el Jueves Santo para pasar más tarde al Viernes Santo por la tarde, llegando en el siglo XIX a realizar Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en 1875 sería cuando la dolorosa, que se encontraba depositada en Santa Ana, pasaría a la Parroquia de San Benito del barrio de La Calzada, llegando a tener culto allí como Virgen de la Paloma e incluso con la advocación de Dolores.
Ya en 1921 se reorganiza la Hermandad Trianera en su
actual sede de San Benito y la dolorosa comienza a realizar su Estación de Penitencia los Martes Santos y
como colofón a su extensa historia el 10 de Diciembre de 1994 fue Coronada Canonicamente por el Cardenal de Sevilla Carlos Amigo Vallejo (en dicha fecha era Arzobispo de Sevilla).
De su ajuar destacar la soberbia corona de oro que posee la imagen, de Fernando Marmolejo Camargo realizada en el año 1971 y sufragada por los hermanos y devotos de la Santísima Virgen. destacan también los bordados del palio realizadas las bambalinas y el techo de palio bordadas en oro a realce por Rodriguez Ojeda que pasan por ser su obra póstuma en Sevilla, el manto y saya bordados en oro a realce de Fernández y Enriquez y la orfebrería del paso realizada en su mayoría por el Taller de Villarreal; la imagen posee 3 coronas más de camarín y varias sayas y mantos bordados en oro de camarín.

Como curiosidad contar que es conocida como la Palomita de Triana, por que en su historia trianera en su techo de palio aparecía una paloma y de ahí le vino ese cariñoso apelativo. También contar como curiosidad que junto a esta Virgen, la Hermandad de la Macarena realizó Estacion de Penitencia como invitada.

jueves, 9 de octubre de 2008

Pereza andaluza o La siesta.

Bello cuadro de Julio Romero de Torres pintado en el año 1900 con unas medidas de 72,8 x 47,8 cm y podemos visitarlo en el Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Obra de los comienzos del autor, nos muestra una obra llena de luminosidad y donde podemos destacar el uso del color verde. En la obra podemos ver que la acción se desarrolla en el interior de una vivienda familiar donde podemos ver a una mujer joven sentada en una silla en la cual se ha quedado dormida a la vera de un típico patio cordobés lleno de plantas y flores donde podemos destacar un planatero, hiedra, geranios...



Es una obra con un claro estilo modernista, realista y costumbrista, en la que podemos destacar la sensación de calma, paz y tranquilidad que transmite todo la obra y parece que el tiempo se detuviera, podemos también destacar que aparece en la obra el antiguo y típico uso de las cortinas de colores oscuros, en este caso azul marino, que dejaban entrar el fresco al interior de la casa y no dejaba pasar la luz en los calurosos veranos cordobeses.



Como curiosidad decir que hasta hace relativamente poco este cuadro procedía de una colección particular y hace pocos años fue adquirido por la Junta de Andalucía para el Museo de Bellas Artes de Córdoba.